lunes, julio 13, 2015

Sentada sobre mis piernas, viendo pasar el atardecer...

Y me senté a ver pasar, no con desgano, ni menos con lejanía, sólo me tomé un respiro para dejar a un lado el sueño, el tiempo, la soledad.... Observé y callé, porque fue majestuoso el cielo, el mismo que lloré y amé... Huellas inoxidables, imborrables... audibles y palpables, como tus manos en las mías, como mis rodillas junto a las tuyas, tocando el suelo mientras vemos llegar el atardecer